"Epigrafista" es la persona aficionada o versada en epigrafía (y la epigrafía es la ciencia que estudia los textos escritos sobre materiales duros - piedra, metal).

La epigrafía nos pone en contacto con las ideas de nuestros antepasados sin intermediarios, sin manipulaciones. Los textos en papel, (que los estudia la paleografía), en cambio, de tanto copiarse suelen contaminarse con aportaciones de sus respectivos copistas.



Bienvenidos a mi mundo, al mundo de EL EPIGRAFISTA.

lunes, 23 de enero de 2012

De profesión: inspector del vuelo de las aves



En el pequeño museo local de Astorga (León), la antigua Asturica Augusta de los romanos, encontré esta estela funeraria en la que me llamó la atención la profesión del difunto: avium inspex, inspector del vuelo de las aves.
Los romanos tenían la creencia de que las aves, únicos animales situados entre el mundo de los hombres, la tierra, y el mundo de los dioses, el cielo, eran portadoras de mensajes secretos que los dioses enviaban a los hombres para informarles de su futuro. Como las aves no hablan, comunicaban sus mensajes a través de la forma de su vuelo.



Por eso se hacía necesaria la existencia de personas capaces de interpretar los mensajes que los dioses nos enviaban, personas que supieran "leer" en el vuelo de las aves la voluntad de los dioses...

La estela funeraria nos da otro curioso detalle: el adivino Lucio Valerio Aucto era tartamudo. Debía de resultar bastante cómico escuchar las predicciones de este personaje mientras tartamudeaba.

En todo caso, parece que para interpretar el vuelo de las aves no era requisito "tener facilidad de palabra".

viernes, 6 de enero de 2012

LA SEGUNDA MUERTE

Los romanos creían que los seres humanos moríamos no una, sino dos veces. Además de la muerte como ahora la entendemos, la muerte física, ellos decían que había una mors secunda, una segunda muerte, mucho más definitiva que la muerte física: era la muerte en el olvido, cuando ya no queda nadie vivo que se acuerde ni del nombre del difunto.
Esta segunda muerte era la que más temían los romanos. Para librarse de esta muerte la solución era grabar el nombre del difunto en el único material que parece soportar bien el paso del tiempo: la piedra. Pero eso no era suficiente: el propósito final era conseguir que alguna persona que pasase junto a la piedra grabada la leyera (evidentemente en voz alta: en el mundo antiguo sólo se leía en voz alta, la lectura en voz baja es algo relativamente moderno). Al leerla y pronunciar el nombre del muerto era como si lo "resucitase" y le mantuviera alejado de la segunda muerte.
Esta es la razón por la que los romanos colocaban a sus muertos en las vías de acceso de las ciudades, junto a los caminos (no en espacios cerrado, como los cementerios actuales). Lo hacían con la esperanza de que los caminantes se detuvieran a leer los nombres de los difuntos. Es curioso, pero antes de entrar en una ciudad romana esta costumbre te obligaba a pasar junto a sus muertos antes de comunicarte con sus habitantes vivos. También es la razón por la que los romanos no colocaban como nosotros las piedras sobre los cuerpos de los muertos, como hacemos actualmente, sino que las ponían en posición vertical detrás del muerto para facilitar la lectura al caminante.


El tipo de piedra o lápida más común es la estela funeraria, como la que veis en la foto: una piedra que tiene la parte superior en forma de semicírculo o triangular, conteniendo en esa parte símbolos astrales relacionados con la creencias religiosas romanas, como la rosa hexapétala (rosas de seis pétalos, a veces de ocho como en la de la imagen). Debajo, en el centro de un enorme rectángulo, se coloca el cartel con la inscripción con los datos del difunto. La parte inferior, fuera del cartel, quedaba oculta bajo la tierra, ya que era el soporte de la estela.
La que veis en la imagen se encuentra en los Museos Capitolinos de Roma. En la primera línea se lee la típica dedicación Dis Manibus que nos advierte de que estamos ante un espacio consagrado a los Dioses Manes.
Los dioses Manes eran una especie de ángeles de la guarda que acompañaban a las almas de los difuntos en su viaje al infierno y protegían también los restos físicos del difunto: al invocarlos, se está haciendo una advertencia al lector de que está ante un espacio sagrado y por tanto inviolable.
El difunto, en este caso llamado Lucio Nonio Marcial (los tres nombres lo identifican socialmente como un ciudadano libre), sirvió como soldado de la guardia imperial durante 22 años y 6 meses (la precisión con la que se refleja este dato nos hace pensar en lo orgulloso que debía de sentirse en vida con esta profesión) y que vivió en total 49 años.
Es curioso que a continuación vemos que la tumba la pagó una mujer llamada Nonia Fortunata, que se nos dice que era liberta (LIB) del difunto: es decir, que el difunto había sido su "patronus" (los esclavos podían ser liberados por sus dueños, y entonces el esclavo pasaba a ser liberto y su antiguo propietario se convertía en su patrono). Sin duda su nombre de esclava había sido Fortunata (qué ironía que una esclava se llamase "Afortunada", situación muy alejada de la realidad que vivían los esclavos), y cuando Lucio Nonio la manumitió le antepuso su "nomen" familiar, de ahí lo de Nonia. Se ve que Nonia debía de estarle muy agradecida a su patrono por haberla liberado, por lo que costeó la tumba de su patrono y añadió que su patrono bien se lo merecía.
Nonia sentía que tenía una deuda moral con su patrono, por lo que de esta forma intenta salvarle de la segunda muerte.

jueves, 5 de enero de 2012

S.P.Q.R.


Ya veis, se lleva uno a su hija a Roma para que conozca las grandes maravillas del pasado de esta ciudad, y lo que más le llama la atención es una tapa de alcantarilla de la Roma actual.
Eso sí, las palabras siguen siendo las que los romanos usaban antiguamente: S.P.Q.R., el Senado y el pueblo romano. En el pasado ese acrónimo era tan potente como pueden ser para nosotros hoy en día las siglas U.S.A., y venían a representar algo parecido: el símbolo que evoca la primera potencia mundial.
(En la foto podéis haceros una idea del tamaño si os fijáis en la bota de mi hija).

lunes, 2 de enero de 2012

Cartel del arco de Constantino (Foro de Roma, Italia)




Si en la entrada anterior os hablaba del arco de Tito, hoy toca otro muy próximo al Foro romano: el arco de Constantino. Desde el Coliseo, del que dista sólo unos metros (como podéis apreciar en la primera foto, en la que estoy apoyado en una ventana del Coliseo), junto a la Via Triumphalis que terminaba en el Foro, llegamos a este elegante arco de triunfo. Fijaos en la inscripción del cartel del arco:
IMP · CAES · FL · CONSTANTINO · MAXIMO · P · F · AVGUSTO · S · P · Q · R · QVOD · INSTINCTV · DIVINITATIS · MENTIS · MAGNITVDINE · CVM · EXERCITV · SVO · TAM · DE · TYRANNO · QVAM · DE · OMNI · EIVS · FACTIONE · VNO · TEMPORE · IVSTIS · REM-PVBLICAM · VLTVS · EST · ARMIS · ARCVM · TRIVMPHIS · INSIGNEM · DICAVIT
Al Emperador César Flavio Constantino, el más grande, pío y bendito Augusto: como él, inspirado por la divinidad, por la grandeza de su mente, con su ejército ha liberado el estado del tirano y de toda su banda al mismo tiempo, con justas armas, el Senado y el Pueblo de Roma le han dedicado este arco, decorado con triunfos.
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El tirano al que hace referencia es el emperador Majencio, que fue derrotado por Constantino en la batalla del puente Milvio a principios del siglo IV, poniendo fin definitivamente a la tetrarquía que Diocleciano había creado apenas 20 años atrás. Antes de la batalla una leyenda cuenta que Constantino tuvo una visión en la que vio una gran cruz en el cielo y escuchó unas palabras: "in hoc signo vinces" (vencerás bajo este signo). Mandó colocar una cruz en los escudos de sus soldados y efectivamente derrotó a Majencio. De ser cierto, sería la primera vez en la historia en que los cristianos utilizaron la cruz como su símbolo, que curiosamente habría aparecido no como un símbolo de paz, sino de guerra(!). Ciertamente parece que el emperador Constantino simpatizaba con los cristianos, muy numerosos ya en esta época, aunque parece poco probable que él mismo se convirtiera al cristianismo (en el propio arco hay un relieve que lo representa celebrando un sacrificio ritual pagano: una "suovetaurilia", es decir, el sacrificio de un cerdo, una oveja y un buey, ritual típico del paganismo). De hecho el célebre Edicto de Milán del 313 lo que proclamó fue una libertad de culto en el Imperio, que indudablemente favoreció a los cristianos, pero el Imperio en sentido estricto siguió siendo pagano unos 80 años más: será el emperador Teodosio el que hará del cristianismo la religión oficial del Imperio.
Las palabras que aparecen en el arco que se traducen como "inspirado por la divinidad" se han querido ver como un guiño hacia los cristianos...pero somos más los que pensamos que se corresponden mejor con la deliberadamente ambigua política religiosa de los emperadores precristianos.